Por: Marco Bonilla
Que sería del Estado Colombiano?, ¿ de sus empresas?, ¿de sus sectores?, ¿de su
población?, ¿de su economía?, si se hubiese generado acciones de competitividad
a través de unos Ferrocarriles Nacionales modernos; de una Caja Agraria y un
INDERENA forjadora de recursos hacía el
agro; de un IDEMA eficiente regulador del mercado y los precios; de un Seguros
Social atendiendo con eficiencia el tema de la Seguridad Social; de un
Ministerio de Obras eficiente en el desarrollo de la Infraestructura Vial; de
entidades dedicadas a la explotación de recursos naturales como ECOPETROL,
CARBOCOL, generadoras del tema de las Regalías hacía la educación, la salud y
la protección de los recursos naturales y del medio ambiente; de unos Puertos marítimos y fluviales con
flotillas modernas para exportar con
agilidad sus productos en una economía
globalizada como la de hoy; con un
ICT en procura de mejor la calidad de
vida de sus habitantes a través de vivienda digna, entre otras. Hoy, muchas de
éstas empresas liquidadas o transformadas como consecuencia de su deficiente
manejo, después de malgastar o malversar
el patrimonio público y dejar unos efectos nocivos fácil de evidenciar, como el
de los cultivos ilícitos, los desplazamientos, la indigencia, el terrorismo, en
fin, la descomposición del tejido social, nos llevan a la pregunta: ¿Cuál ha
sido el papel y/o función de las Auditorias en el contexto de las entidades del
estado del siglo XXI?
Como docente y especializado en el campo de la Auditoria , en muchas
ocasiones me es difícil poder explicar a mis alumnos sobre el fenómeno de
corrupción que azota nuestro país. Mas gravosa si se tiene en cuenta los altos
índices de indigencia, criminalidad, pobreza, falta de empleo, sectores como la
agricultura subutilizados frente a entidades financieras y de salud, boyantes
de recursos y utilidades, todos éstos escenarios opuestos, que desconciertan a
los futuros profesionales, en un panorama incierto al no poder dar un patrón de
solución a sus frecuentes preguntas del que hacer?
Las normas
están fundamentadas en postulados universales, los principios en la
constitución y la ley, los métodos y procedimientos, en normativas reguladoras,
todas ellas con sanciones ejemplarizantes; pero aún así la corrupción sigue su ascendente
carrera, la que hoy se cuenta no por miles sino por miles de millones.
Hasta donde el
Estado y su conglomerado, podrá soportar
el recargo de impuestos de manera in equitativa; el incremento exagerado de
servicios públicos; el costo desmesurado de la educación; el costo de un
servicio en salud ineficiente; todos estos gastos en contravía de una mejor
calidad de vida, que seguramente es lo que esperaríamos como respuesta al costo
de vida que tenemos que afrontar, mientras que ese esfuerzo se diluye y se
desvía de manera tranquila y facilista en manos de quienes tienen el poder de intervenir en procesos
contractuales, que lejos de cumplir a cabalidad con los términos de referencia,
desangran con su ineficiencia, por no decir otro calificativo mas grave, costos que
trascienden cualquier relación costo / beneficio.
Pensar que
además que los recursos obtenidos a
través del presupuesto no son suficientes para fortalecer nuestra Hacienda,
presentamos una deuda externa de cerca de 500 billones CO (130.000 MIL MILLONES DE USDA), lo cual hace que el
panorama sea mas desolador, por lo que representa estar sometidos a las
condiciones desventajosas ante la
Banca multilateral, que por lo general ocasionan dependencia en
lo económico como en lo gubernamental.
¿Donde
estamos fallando?, o mejor si lo sabemos, por que nos sentimos incapaces
de afrontar con decisión y de manera tajante éste flagelo, que como la
novela de Gabriel García Márquez, se ésta convirtiendo en “Crónica de una
muerte anunciada”.
Que decir
del régimen de pensiones, de la inequidad e incertidumbre de cerca de 2.000.000
de colombianos próximos a pensionarse, donde no va existir ni los recursos, ni
las reservas que permita asegurar sus prestaciones económicas; que decir del sector
agropecuario, donde tan solo aporta el 6 % del PIB, y eso que Colombia era un
país agrícola por excelencia, con todo lo que ocasiona el desplazamiento y el hacinamiento del campesinado en las
grandes urbes de nuestro territorio.
Por lo
anterior considero como un aporte desprendido de intereses particulares, la
creación de un Súper Ministerio de Control y Auditaje, contra la corrupción
administrativa; revestido de facultades, poder, autoridad e independencia, para formar, auditar,
revisar, investigar y sancionar los infractores en la concepción del ingreso y la
ejecución del gasto público, donde sus integrantes sean funcionarios con el mas
alto nivel académico, compromiso ético en lo moral y profesional, sin tacha,
debidamente entrenados y capacitados, en donde el cuidado profesional sea la
constante de sus actuaciones y la independencia no posibilite la intervención
a intereses políticos y guarde distancia
con afánes burocráticos, acompañada esta labor de un proceso de formación y educación enorme en procura de sensibilizar la cultura ciudadana y la pedagogía
de la Constitución como base y
fundamento de nuestra sociedad.
Es un
aporte, como también sería importante leer de nuestros lectores alternativas de
solución para contener la desmesurada perdida de recursos públicos a través de
la corrupción administrativa.
Gracias.
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