Algunas auditorias están
regladas por Ley, y las empresas e instituciones han de someterse a ellas
obligatoriamente cada cierto tiempo. Pero los órganos de dirección de una
empresa también pueden encargar a una auditora que estudie los planes,
objetivos, sistemas de control, de producción, etc. De la organización a fin de
identificar y corregir posibles ineficiencias o errores que se estén cometiendo
(auditoria interna).”
Sin embargo y por lo que se observa desde los simples estados financieros y
sus notas, los presupuestos o desde la gestión y sus resultados de ciertas empresas
públicas y privadas, sin entrar ha realizar
pruebas contundentes, visos grandes de irregularidades, debilidades o
por decir otro término inconsistencias; que al contrastarlas con los informe de
los organismos de control o frente al
dictamen de la revisoría fiscal, no aparecen reflejadas, denunciadas o por lo menos como
incertidumbres, por lo que el interrogante que normalmente nos hacemos es, si la auditoria se ha convertido en un formato o
protocolo obligado en las estructuras fruto de la obligatoriedad de su
existencia dada por la norma, diferente al deber ser, como unidad que
proporciona garantías y credibilidad de la gestión administrativa a sus clientes, socios, usuarios y comunidad.
Esta dura reflexión de alguna manera dilucida, el porqué del alto volumen
de corrupción y fraude que afronta las empresas públicas y privadas, donde las
auditorias son las llamadas a denunciar sin reservas, tapujos o dobleces, con independencia y transparencia los
resultados producto de un trabajo profesional.
Veamos a
manera de ejemplo algunos casos que son evidentes y que usualmente no son
observados por las auditorias:
- Grandes fondos en cuentas bancarias sin generar actividades productivas que contra-resten los efectos inflacionarios de la economía (rentabilidad).
- Partidas conciliatorias de vieja data sin depurar.
- Ausencia de arqueos de cajas menores y tesorería.
- Depósitos oficiales en entidades financieras privadas por periodos excesivamente largos.
- Inversiones en títulos valores crecientes y permanentes, cuando la misión u objetivo de la entidad es de crédito en vivienda o educación como función social.
- Inversiones temporales en empresas con alto riesgo.
- Manejo de fondos, inversiones y bienes sin las pólizas de garantías necesarias.
- Cartera con gran porcentaje de créditos vencidos, sin adecuadas gestiones de cobro y seguimientos del proceso judicial, con limitada defensa de los intereses.
- Existencia de anticipos sin legalizar con vigencias superiores a un año.
- Alto stop de inventarios vencidos, sin provisiones y acciones de recuperación.
- Ausencia de inventarios físicos periódicos, que aseguren la existencia, custodia, mantenimiento y registro.
- Registro permanente de construcciones en curso, sin reclasificar y ajustar al gasto por depreciación.
- Altos volúmenes de bienes en propiedad planta y equipo subutilizados, obsoletos y sin adecuado mantenimiento y que no corresponden a la actividad básica de la empresa.
- Parque automotor sin justificación y operación misional.
- Compra reiterada de elementos y suministros sin la concepción de un plan de compras anualizado.
- Avalúos de inmuebles sin estudios técnicos por autoridades reconocidas.
- Inoportunidad en el pago de aportes parafiscales, impuestos y otros.
- Acumulación de pago de vacaciones, que vislumbra falta de rotación y programación obligada.
- Cálculos actuariales no muy reales en la estimación de la provisión y amortización del pasivo pensional.
- Inobservancia al proceso contractual.
- Fraccionamiento de contratos.
- Pólizas de cumplimiento y garantías sin la cobertura necesarias que respalden los contratos.
- Contratos sin liquidar.
- Plantas paralelas de personal.
- Presupuestos comprometidos pero con limitada ejecución, acrecentando los costos de la inversión final.
- Gastos desbordados, no propiamente relacionados con la misión.
- Inadecuada gestión en el recaudo de ingresos imputados.
- Debilidades en los sistemas de información, clave en el control de las operaciones propias.
- Entre otras…….
Una
manera de constatar mis apreciaciones sobre el tema, bastaría con revisar la
formulación de las notas explicativas parte integral de los estados financieros
de las empresas, que sin duda proporcionarían dada su presentación a nivel de
detalle, mayor información sobre cuentas y operaciones de la organización y que
la auditoria debería observar con mayor rigor.
Sencillamente
creo que es un tema a reflexionar, donde la corrupción, el fraude, la falta de
compromiso, la ilegalidad, el desdén como se administran las empresas,
especialmente públicas siguen con paso firme y creciente el uso de éstas prácticas, sometiendo a los
pueblos y sus gentes a la privación de sus necesidades básicas y que como
efecto origina otros de índole social, claros de evidenciar. o no?
Desde
la auditoria es mucho lo que se puede atenuar de este flagelo, simplemente con
el cumplimiento de lo que significa "auditar".
Hasta
pronto.
Blog: marcontrol.blogspot.com
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