viernes, 31 de agosto de 2012

Control interno, camino para obtener la excelencia empresarial.

Por todos es conocido que sistemas como el que propone el modelo de control interno requieren de una serie de elementos formales y ordenados de lo que se hace, so pena de caer en el fracaso.

Al revisar detenidamente el modelo, llegamos a la conclusión que el control interno es simplemente la mejor forma de hacer las cosas de manera integral y bien; pues basa su filosofía en el compromiso, la ética y el desarrollo de elementos formalmente establecidos fruto de las mejores prácticas de la administración moderna.

Estoy refiriéndome a la planeación de actividades atado a la presupuestación de recursos monetarios y controlados a través de indicadores y metas como una manera de corregir el rumbo; perfil del talento humano que garantice la competencia frente a las funciones; sistemas de información y comunicación fiables que aseguren la oportuna toma de decisiones gerenciales; detección y administración del riesgo como la mejor manera de mitigar fraudes, errores e irregularidades; procesos documentados y actividades con calidad en procura de la satisfacción de los usuarios interno y externos; documentación normativa y operativa clave como soporte y memoria institucional, entre otros.

Basta con evaluar el control interno para comprender de primera mano las debilidades, oportunidades, fortalezas y amenazas que la organización presenta, para que desde ese diagnóstico o estado del arte se propongan acciones de mejoramiento en busca de la excelencia empresarial.

Puede afirmarse que una organización pública o privada, que no aplique controles internos adecuados, corre el riesgo de tener desviaciones en sus operaciones, y por supuesto las decisiones tomadas no serán las más adecuadas para su gestión e incluso podría llevar a la misma a una crisis operativa y por ende administrativa, por lo que, se debe asumir una serie de consecuencias que perjudican los resultados de sus actividades.

Es claro que el modelo tiene su origen en normas y metodologías internacionales, donde su implementación de muchos años atrás ha dado a las organizaciones resultados positivos, pero dentro de un contexto cultural muy diferente al del Estado Colombiano, constituyéndose para ellos en un modelo de control administrativo por excelencia.

Lo anterior supone que la principal tarea que nos corresponde asumir, es el fomento de una cultura basada en el compromiso y sentido de pertenencia del talento Humano de las organizaciones, mediante la implementación y socialización de un Código de ética y buen gobierno, en todos los que hace parte de ella, sin distinciones y niveles, asociado a una serie de programas de capacitación, bienestar y seguridad social, que genere en el individuo compromiso y sentido de pertenencia en pro de una mejor calidad de vida para el conglomerado.

De tal suerte que la respuesta está en el fortalecimiento del control interno, donde la responsabilidad y el control recaiga sobre los gerentes, directores, presidentes de las entidades, y demás funcionarios y empleados que conforman las organizaciones, por lo que es urgente adelantar procesos meritocraticos para la escogencia de administradores o representantes legales comprometidos en lo ético como en lo moral, con alto sentido de la responsabilidad, con los perfiles profesionales pertinentes y en razón a la misión de las entidades.

Reflexión. “Es lastimoso observar que los principios y valores se tengan que recordar a través de normativas, cuando debería ser naturaleza del individuo u la organización, propia de la enseñanza y formación familiar y profesional. Es un aspecto cultural.”


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