Parecería que cuando hablamos de control interno nos estuviéramos refiriendo a un instrumento técnico aplicado al sector público y privado, pero al analizar todos y cada uno de sus componentes, llegamos a la conclusión que no es otra cosa que el DEBER SER de cualquier persona u organización que quiere lograr el éxito. El control interno basa su filosofía en el compromiso, la ética y la mejor forma de hacer las cosas.
Por todos es conocido que procesos como el control interno requieren de una serie de elementos formales y ordenados de lo que se hace, so pena de caer en el fracaso, y estoy refiriéndome a la planeación, presupuestación, calidad del talento humano, sistemas de información fiables, detección de riesgos y a los procesos y actividades con calidad, controladas a través de indicadores y metas como una manera de corregir el rumbo.
Es lastimoso observar que los principios y valores se tengan que recordar a través de normativas, cuando debería ser naturaleza del individuo u la organización, propia de la enseñanza y formación familiar.
El desconocer por tantos años estas condiciones de administración, es lo que ha hecho que nuestro país haya tomado rumbos insospechados que antes que generar bienestar, se haya sumido en lechos de pobreza, corrupción, violencia desmedida, hasta el punto que hoy es el pan de cada día, donde nuestra mirada es de simples observadores, sin asombro; diferente si ese flagelo tocara nuestros intereses.
Leía en estos días a CARLOS KASUGA OSAKA, empresario Japones…… “Japón es un país del tamaño de Chihuahua y Aguascalientes (México) juntos, pero tiene 124 millones de habitantes, tiene los 10 bancos mas grandes del mundo, tiene el índice educativo y de longevidad mas alto del mundo, tiene el índice de criminalidad mas bajo del mundo y su producto nacional es igual a lo que producen Francia, Inglaterra y Alemania juntos” éstos resultados como consecuencia de una educación formativa; de una actitud ante la vida misma, ante la naturaleza y ante la religión; y soportado en valores como la puntualidad, la honestidad y la limpieza; y que sus pliegos de ofrecimientos a sus empresas, diferente al nuestros pliegos de peticiones , es lograr un error 0, calidad total y "Just in time" o "Justo a tiempo".
Basta conocer los principios, costumbres y comportamientos éticos de una nación para imaginarnos cual es su calidad de vida; necesariamente los países adoptan su cultura propia, pero esta tendrá los resultados que se espera en la medida que sea del colectivo y no como un resultado egoísta e individual que conlleve al subdesarrollo.
El control interno tiene su mayor fortaleza en el talento humano, es la base y fundamento del sistema y es ahí donde debemos generar los mayores esfuerzos para que la actitud frente a sus compromisos estén direccionados a dar lo mejor de sí como persona y profesional, en busca de su desarrollo y de la empresa que representa.
Veamos el cambio de actitud a través del control interno:
Actitud frente a la planeación. Involucrando metas e indicadores no tan facilistas, si no optimistas, ambiciosos y alentadores, donde el esfuerzo conlleve a superar lo programado y demostrar mayor compromiso con la organización.
Actitud frente a la presupuestación. Para hacer de él un instrumento eficaz, abundante en recursos, pero de austeridad frente al gasto; cuya función recaudadora e inversora obedezca a manejos transparentes en procura de una hacienda pública fortalecida hacia los bienes colectivos para mejorar la calidad de vida de la comunidad.
Actitud frente a los procesos- Que se reviertan en términos de calidad, trámites menos engorrosos y más ágiles, que brinden la mejor atención en tiempo y servicio al usuario o cliente.
Actitud frente al riesgo. Para prevenirlos y evitar perdida de recursos cuantiosos e irrecuperables, frente a una economía escasa y en ocasiones administrada improvisadamente.
Actitud frente al talento humano. Ofreciendo permanente capacitación como una manera de invertir conocimientos, traducidos en mejoras practicas, mayor capacidad productiva y servicios para la comunidad.
Actitud frente a la información y la comunicación: Como fuente para potenciar el desarrollo a través de datos y medios veraces, que den fiabilidad a lo que se informa y comunica y sea la base oportuna y razonable para la toma de decisiones revertida en productividad y éxito.
Actitud frente al cliente. Por todos es conocido que el “cliente” o “usuario” es la razón de ser y existir de las organizaciones, lo que supone que será la actitud de respeto, servicio y buenas maneras como se le atienda, la que decida su permanencia o deserción.
Actitud frente al control. Como factor retroalimentador y visor del mejoramiento continuo y memoria de aprender sobre los errores y fundamento de una nueva cultura.
Una definición de Actitud: “define desde la psicología como aquella motivación social de las personas que predisponen su accionar hacia determinadas metas u objetivos”
Entonces la pregunta es: ¿Que es lo que queremos cambiar? Cambiemos nuestra actitud.
Hasta pronto,
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