“Como buenos colombianos en el campo laboral, nos le medimos a todo lo que se presente”, a veces por la falta de oportunidades; por desconocimiento de las responsabilidades que implican asumir algunos cargos; al interés personal de algunos administradores de colocar su amistades en respuesta de un favor, etc,
Lo anterior, sin considerar que en muchas actividades como el ejercicio de la Auditoria se requiere de personal capacitado, especializado, entrenado y lo que es más importante consiente de la responsabilidad y compromisos ético y moral que implica ser ejemplo en las entidades o empresas a las que asesora y audita.
Son muchas y variadas las condiciones y requisitos, que debe evaluar los responsables de la selección de grupos de auditoría, o funcionarios que aspiren a convertirse en auditores de entidades públicas y privadas, por lo que a continuación relaciono algunas premisas a considerar:
• Título profesional y conocimientos en áreas afines a los procesos misionales y apoyo de las organizaciones.
• Reconocida experiencia en la metodología y normas aplicables en el proceso auditor, con especial entrenamiento en el manejo de procesos operativos, administrativos, legales, financieros contables y de gestión a través de perfiles interdisciplinarios.
• Visión global del negocio objeto de auditoría, con tacto para fijarse tareas en lo material, relevante e importante.
• Conocimiento en normas legales de la organización y sus procesos.
• Concebir la planeación como una cultura para lograr los resultados y poder administrar la auditoria con calidad.
• Capacidad de manejar excelentes condiciones de trabajo en equipo para encarar eficientemente relaciones interpersonales con el grupo de auditoría y la organización auditada.
• Poseer habilidades y capacidad técnica, para realizar su labor.
• Ser analítico, creativo, buen observador y sensato al momento de generar juicios.
• Poseer espíritu de instructor y docente como una manera de propiciar el mejoramiento y el logro de la calidad del organismo auditado y su entorno.
• Con sus resultados y actuaciones lograr el reconocimiento y respeto del auditado.
• Independencia de criterios frente al organismo auditado, reconociendo e informando las inhabilidades e incompatibilidades que se presente.
• Capacitarse en forma continua, en temas inherentes a la auditoria y lo relacionado con las organizaciones, competencias y procesos.
• Tener la capacidad de comprender la realidad social que lo rodea, como el de anticiparse a los hechos y dar las soluciones planteadas en un momento determinado.
• Capacidad de análisis y visualización sobre las consecuencias de las actuaciones presentes, con el ánimo de tomar una decisión acertada sobre las diferentes situaciones y que le corresponda intervenir.
• Poseer valores frente a la dignidad humana, la solidaridad y el sentido de pertenencia, como también el de conciencia social que le desarrolla el conocimiento de la Auditoria y sus resultados.
• Capacidad de afrontar los retos que se le presente en el ejercicio de su función de auditor.
• Contar con la suficiente capacidad y destreza para comunicarse de manera oral y escrita como fundamento, rigor y clave de todas sus actuaciones.
Reflexión. El auditor en lo posible debe contar con una formación integral, pero fundamentalmente consiente de la responsabilidad que implica sus juicios y opiniones frente a las organizaciones y la sociedad.
Hasta pronto.
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